Aprender a nivel global, actuar a nivel local

Nuestro compromiso en Sportmadness es que cada persona, en cualquier lugar del mundo, pueda disfrutar de las mejores experiencias deportivas.

Y para conseguirlo necesitamos dos cosas; conocimiento y capilaridad.

Por eso tenemos un modelo de franquicias que nos da la capilaridad necesaria para poder llegar a cualquier rincón del mundo a través de excelentes emprendedores locales, los cuales  generan múltiples servicios, y por lo tanto conocimiento, respaldados por un equipo Central que les apoya en todo momento.

No es algo nuevo que nos hayamos inventado nosotros.

Es un modelo que lleva decenas de años funcionando y en la que el máximo exponente son las grandes firmas de servicios profesionales como Deloitte, KPMG, PwC o EY.

Sí, por sorprendente que pueda parecer, su estructura es muy similar al modelo de franquicia.

Todas ellas tienen una sede central que no presta los servicios que sí ofrecen las entidades locales, y que se dedica únicamente a apoyar el desarrollo de cada miembro de la red a través de la definición de la estrategia común, la generación de herramientas, el desarrollo de la marca y, sobre todo, les nutre del conocimiento que genera cada miembro de la red en sus respectivas zonas.

Este modelo nos permite conseguir que un emprendedor local en cualquier parte del mundo pueda recibir, en un formato accionable, decenas de ideas de proyectos y servicios para replicar en su zona. Estas ideas requerirán, en la mayoría de los casos, una adaptación al entorno local. Y ahí es cuando aparece la magia y cuando eso de “aprender global, actuar local” sucede.

Y en este caso, el tamaño importa. Y cuanto más grande mejor. La escala es lo que permite al emprendedor local recibir mucho más de lo que da. Si en la red hay 20 personas, está bien. Si hay 50 mejor. Y si hay 600, mucho mejor, porque como emprendedor, aportas 1 y recibes 600 por lo que sales ganando y además lo haces de inicio y de manera continuada ya que el flujo de nuevas ideas y servicios es incesante y creciente en el tiempo.

Lo más complicado es hacer girar la rueda al principio, pero cada día que pasa y si se hacen las cosas bien, con el apoyo del interés compuesto, la fórmula funciona mejor. La “bola de nieve” se hace más grande, pudiendo ayudar a más emprendedores y con ello a miles y miles de personas más, permitiéndoles acceder a experiencias deportivas de la mejor calidad allí donde viven.

Como os podéis imaginar, nada de esto es fácil. En esta vida, casi nada bueno lo es.

Conseguir que funcione requiere un proceso incansable de generar nuevas ideas y servicios, compartirla en formatos claros y accionables, traducirlas a varios idiomas, realizar horas y horas de formación para transmitir el conocimiento y, por último, realizar numerosos cambios para adaptarlas a nivel local.

Pero con trabajo y perseverancia se consigue. Y ver cómo cada día más y más emprendedores construyen con su propio negocio de éxito y permiten a miles de personas disfrutar del deporte hace que el esfuerzo valga la pena.